Existe una gran variedad de minerales que cumplen
diversas funciones en el organismo pero dos de ellos parecen ser fundamentales
para el comportamiento del sistema de defensas: el selenio y el zinc.
El reconocido médico infectólogo italiano Attilio
Speciani, en una entrevista relacionada al aumento de casos en su país, remarcó
la existencia de una investigación muy relevante sobre la presencia de selenio
y sobre la capacidad del cuerpo para vencer a los virus. Estudios recientes
demostraron que “tener una concentración adecuada de selenio en sangre permite
una mayor capacidad defensiva del sistema inmune contra los virus en general, y
el coronavirus no es la excepción”.
Y agregó: “En aquellas poblaciones donde hay una
falta de selenio y zinc, los virus cambian más fácilmente y se vuelven más
agresivos. Esto se aplica a otros coronavirus e influenza. Lo mismo sucede ante
una persona desnutrida o inmunodeprimida, el virus cambia más rápido y se
vuelve más agresivo porque no hay respuesta defensiva de nuestro organismo”.
“Los alimentos naturalmente ricos en selenio son,
especialmente, los mariscos y las nueces. También está presente en productos de
origen animal como el pollo, carne vacuna, y en vegetales de hojas de verde y
legumbres”. Según precisó el médico y máster universitario en nutrición Milton
Dan (MN 119041), “como el cuerpo humano no es capaz de sintetizar selenio, su
presencia depende de la ingesta de los alimentos que lo contienen y, a su vez,
el selenio de estos alimentos depende de la riqueza en selenio del medio en el
que crecieron”.
Debido al bajo consumo de alimento de mar y la
escasa presencia de selenio en los suelos, muchas veces no llegan a mantener
los niveles suficientes y suele ser necesario suplementarlo. “No todo
suplemento de selenio es igualmente eficaz, para que cumpla su efecto y obtener
los mayores beneficios, el aporte del mineral debe ser de alta
biodisponibilidad, para ello hay que tener en cuenta los factores que aumentan
o dificultan su absorción”, explicó Dan, quien resaltó que “las recomendaciones
sugieren su aporte en forma independiente, no combinado en los denominados
multivitamínicos
“El otro factor importante es aportar el selenio en
forma orgánica, ello puede ser a partir de levadura (Sele200) o por un proceso
que se conoce como quelación de minerales -continuó Dan-. La quelación es un
desarrollo científico y tecnológico que permitió transformar los minerales
inorgánicos en una forma orgánica. En la Argentina se encuentran disponibles a
la fecha tres minerales en la forma quelat, uno de ellos es el selenio”.
El otro mineral clave en el sistema de defensas es
el zinc, cuyos beneficios vinculados al sistema inmune fueron descriptos por el
científico Ananda Prasad, quien en la década de los 70 se dio cuenta de que
este mineral podía ayudar al organismo a acortar o reducir la severidad de los
síntomas de los resfriados.
“No podemos producir zinc en nuestros cuerpos,
tenemos que obtenerlo de nuestras dietas”, aseguró la médica inmunóloga Jenna
Macciochi, de la Universidad de Sussex para quien el mineral “juega un papel en
cientos de reacciones en el cuerpo y es extremadamente importante para combatir
las infecciones”. “Hay alguna evidencia de que tomar zinc adicional en los
meses de invierno es útil para prevenir la infección, pero el zinc no es algo
que se tome todo el tiempo, ya que puede causar toxicidad”, explicó la
inmunóloga, quien enumeró entre las fuentes alimenticias que lo incluyen “carne
roja, mariscos, legumbres, semillas y chocolate negro”.